El CHAMPIÑÓN es un hongo muy apreciado en la cocina, sabroso y con posibilidades de ser presentado como aperitivo, plato entrante, principal o como guarnición para carnes, pescados y verduras.
Su tratamiento no es complicado pero requiere tener en cuenta ciertos consejos para no olvidar:
- Hay que lavarlo rápido, ya que es poroso y actúa como una esponja. Por ello, si lo tenemos mucho tiempo en agua se endurecerá.
- Una vez tocado, se oxida rápido y, por tanto, oscurece por lo que, si el tratamiento va a ser lento - por la razón que sea - el limón puede ser nuestro gran aliado como antioxidante y conservante momentáneo.
Si pensamos cocinar CHAMPIÑONES su tratamiento será el siguiente:
- Cortaremos la raíz, que es donde más tierra hay, y pondremos brevemente a remojo la ración para quitar bien la suciedad.
- Mientras nos organizamos y los vamos cortando, los podemos poner a remojo en otro recipiente, regando el agua con un chorrito de limón exprimido. Eso permitirá que aguanten blancos.
- Procederemos a cortarlos sobre tabla. Si no los vamos a cocinar enteros o trocearlos para un salteado, por ejemplo, podemos cortarlos en dos mitades (cada una con su parte del tallo), en cuatro partes o en láminas de similar grosor, lo que permitirá que se cocinen antes.
- Mientras procedemos al corte de todo el volumen de champiñon adquirido, podemos tenerlos a remojo con agua y un chorrito de limón, para conservarlos.
- Terminado el corte, escurriremos bien los champiñones para su guiso según la receta que hayamos escogido. El CHAMPIÑÓN, de por sí, ya suelta agua una vez empieza a sudar al fuego.
Ya estás preparado/a para cocinar las recetas que quieras con esta rica materia prima.
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